Steve es un programador informático que un día decidió construir una casa para los fines de semana, en una finca al norte de Wisconsin, pero empleando contenedores de carga.
El proyecto de su Cabaña Tin Can resulta interesante porque se trataba de una ejecución hecha por un inexperto en la materia, fue por tanto una experiencia de búsqueda de información y aprendizaje, que tuvo un coste final de casi 36.000 dólares. Este artículo es una mini-guía con los pasos más importantes a tener en cuenta a la hora de construir una pequeña casa (de una planta) con contenedores.
La estructura de esta vivienda está compuesta por tres contenedores reutilizados de 20 pies, los cuales vinieron desde China (tardaron cuatro meses en llegar), aunque también se podían haber pedido localmente. Pero lo primero que hizo Steve fue calcular cuánto espacio necesitaba para su cabaña, teniendo en cuenta que cada módulo tiene unas dimensiones interiores de 2.44 x 6.10m (8′ x 20′), y utilizar la herramienta de Google SketchUp para dibujar algunos diseños, inspirándose en otros modelos de casas mínimas.
El resultado fue el de una sala despejada, con un dormitorio con literas para los hijos en un rincón, y un aseo con trastero en otro. La cocina está situada entre ambos cuartos, la mesa del comedor en una posición central, y un gran sofá cama en el salón. La puerta de entrada se sitúa a un lado y la chimenea de leña justo enfrente, con el fin de poder secar la ropa rápidamente en los días de lluvia, además ser más cómodo para la entrada de leña. El baño solamente tiene un lavabo y un urinario, ya que para otras necesidades Steve ya contaba con un cobertizo anexo.
Fases para construir una casa con contenedores
Como la vivienda requería la eliminación de algunas paredes de los contenedores, Steve pidió asesoramiento a un ingeniero, el cual le dio instrucciones de cómo ejecutar ciertas partes, y la cimentación con muros de hormigón armado. En la coronación de cada muro hay insertadas unas placas de anclaje de acero, con el fin de soldar en ellas cada esquina del contenedor. Nótese que al haber quitado algunas paredes de los contenedores, la estructura requería de dos apoyos circulares intermedios (ver plano cimentación). Esta solución fue la partida más costosa de toda la obra, pero sirvió para hacer más resistente la casa frente a esfuerzos horizontales (viento, terremotos), permitiendo el paso de instalaciones bajo ella, a la vez que la separaba de las humedades del terreno. Una vez realizados los cimientos, los tres contenedores se colocaron en su sitio con la ayuda de una grúa.
Es importante señalar que para construir una casa que tuviera que ser desmontada, la soldadura no es la opción recomendable, habría que recurrir a pernos o abrazaderas.
Antes de la retirada de las paredes interiores, se añadieron unos refuerzos, esto es fundamental para asegurar la estabilidad de la estructurea. Aquí otra vez fue necesario el consejo de un experto, quien determinó que unas vigas-cajón en el techo (con 2 perfiles de acero en U, 6″ x 3″ x 1/4″) serían más que suficientes. En la siguiente foto se puede ver una de esas vigas soldada al techo, y parte de la estructura que forma la cubierta a dos aguas. Esos perfiles fueron luego forrados en el interior de la vivienda con tablones de madera.
No todas las construcciones con contenedores necesitan de un tejado, pero debido a la altura tan ajustada de estos módulos (2.59m), Steve prefirió colocar el aislamiento en la cara exterior, con el fin de aprovechar toda su altura interior. Por tanto, además de su valor estético, la cubierta en este caso cumple una función de protección del aislamiento del techo de la cabaña. El tejado a dos aguas se realizó con perfiles de madera, montados en un par de días con la ayuda de dos personas, y luego fue rematado con chapas de metal galvanizado.
Aspecto de la casa con la cubierta terminada, pero aún con los trabajos interiores por hacer.
Para recortar los huecos para puertas y ventanas, se pueden emplear diferentes herramientas, como amoladora, cortador de plasma, y soplete, siendo los dos últimos los recomendables para el corte de toda una pared. Estas tareas requieren experiencia, por lo que se contrató a un profesional, quien solo necesitó de 3 horas y media para realizarlas. En las siguientes fotos se puede ver parte de este proceso, que en este caso se limitó a la eliminación completa de algunos laterales de los contenedores. (Las vigas de refuerzo del techo ya estaban colocadas).
Dependiendo del uso que hayan tenido los contenedores, así habrá que actuar con su suelo de madera contrachapada, ya que puede contener sustancias nocivas para la salud. El de esta cabaña fue necesario sellarlo con resina epoxi, creando una barrera física adicional con una capa de subsuelo colocada encima, y así también tapar los restos de las paredes retiradas. En vez de añadir una capa de hormigón (solución bastante frecuente para estos casos), se optó por 1.3 centímetros de aislamiento y otra capa de panel OSB (de media pulgada de espesor). La malla reticulada que se ve en la siguiente foto se puso para prevenir el paso de roedores. Antes de realizar el subsuelo hay que colocar los marcos y paneles que forman la fachada principal (ver más abajo).
Cuando se han retirado paredes a los contenedores, entre ellos quedan unas juntas que deben taparse con bandas de acero, o sellarse con algún material. Steve se decidió por la segunda opción, empleando espuma de material aislante y masilla, valiéndose de un cordón de espuma (de diferentes grosores), como se puede ver en las siguientes fotografías.
Si se ha tenido algún tipo de experiencia como carpintero, la siguiente tarea es relativamente sencilla: cortar y colocar los marcos que sirven de soporte para la fachada principal, la que contiene la puerta de entrada y ventanas. Esta base va fijada a los contenedores mediante tornillos, pernos, e incluso pegamento JB Weld. Los que van atornillados al piso original del contenedor, deben ir tratados, ya que los productos químicos de la madera contrachapada podrían debilitar los tornillos. Los tornillos expuestos al exterior, son galvanizados, con arandelas que sellen el paso del agua. El siguiente paso es colocar las puertas y ventanas.
Para fijar los paneles de yeso que revisten el interior de la casa, Steve utilizó marcos de acero, aunque también podía haber empleado de madera, por ser más fáciles de instalar, pero hubiera aprovechado un poco de menos espacio. En cualquiera de las soluciones adoptadas (sobre todo en la de acero), es fundamental romper el puente térmico con material aislante.
Después de colocar el subsuelo, es el momento de trazar las instalaciones. Cableando ahora, aunque no se tenga muy claro cuántos enchufes se quieran poner, es mucho más económico y sencillo que romper luego la pared.
Marcos de perfiles metálicos, y cableado instalación eléctrica.
Los contenedores de carga no fueron diseñados para ser habitados, por eso se hace imprescindible aplicar una capa de material aislante a su envolvente, además prevendrá de posibles condensaciones, evitando de paso la corrosión del metal. Se suele hacer por la cara externa cuando estemos buscando un resultado final que se asemeje al de una vivienda convencional, con ello ganamos también superficie útil dentro, siempre y cuando no nos importe su aspecto original corrugado. Steve quería tener un interior liso y confortable, pero no le importaba que por fuera mantuviera el aspecto de los contenedores, por eso todos los muros de la Tin Can están aislados con espuma de poliuretano proyectada, con un mínimo de espesor de 5cm, por la cara interior pero, como ya se ha señalado más arriba, con el techo se hizo a la inversa.
El resultado final
Es probable que toda esta aventura hubiera sido menos dolorosa para su propietario contratando a un arquitecto desde el primer momento. En cualquier caso, consideramos que el resultado final es más que digno, sobre todo viniendo de alguien que carecía de experiencia en la construcción.
Eso sí, la casa mejoraría la ventilación si tuviera una ventana en el dormitorio, y otra en el aseo, pero seguro que Steve las terminará añadiendo a su lista de “cosas por hacer”.
Los contenedores le dan mucha seguridad a la casa, cuando Steve y su familia no están.
Para todos los que estén interesados en construir de una casa de este tipo, hay más detalles en la web que Steve creó: Tin Can Cabin, un sitio lleno de información precisa, con multitud de enlaces a otras fuentes de interés. Las fotos de la casa terminada las realizó el fotógrafo Dan Meinhardt.