Las grietas en las paredes pueden producirse por varios factores: cambios de temperatura, movimientos telúricos, las condiciones del medio ambiente, una mala construcción, etc.
Por estas razones es importante determinar el origen de la grieta para predecir si es una fisura interna -es decir, más profunda-, o más bien superficial. En esta nota compartimos algunos consejos para identificar este problema y realizar un tratamiento adecuado.
Antes que nada, es importante determinar si lo que vemos en nuestra pared es una grieta o una fisura. Mientras que las primeras son consideradas como posibles manifestaciones de daños estructurales, las segundas son, en su mayoría, simples deterioros superficiales en yesos o pinturas.
¿Cómo distinguir entre una grieta o una fisura?
Las grietas son de mayor profundidad que las fisuras y dañan elementos estructurales como muros, vigas o pilares. La dirección de las grietas puede servir para averiguar la fuente del daño. Por ejemplo: una grieta en sentido diagonal, que arranca en la esquina de un hueco de un muro de carga puede significar que éste está soportando una carga excesiva. Las grietas sólo se pueden reparar si se soluciona el origen de la misma. Y dado que este origen suele ser un fallo estructural, se debe valorar primero el alcance del mismo y posteriormente reforzar, sustituir o reparar el elemento estructural.
La grieta denominada “lineal” por su sentido predominante y forma de rama de árbol, tiene en general la característica de que en cada quiebre se concentran tres ramificaciones. Para algunos especialistas, se produce porque tanto el revestimiento como la base tienen coeficientes de dilatación diferentes.
Luego están las fisuras denominadas “craquelé”, que surgen como resultado de una fuerte retracción experimentada durante el fraguado del revoque. La causa principal podría ser la escasa humectación que se le proporcionó a la pared antes de revocar.
Otro tipo de grieta es la “damero”, que se puede producir en los revoques de una pared sometida a una carga superior que le provoca flexión. Por lo general, el revestimiento no se llega a romper pero genera microfisuras y fisuras, tanto horizontales como verticales.
Para averiguar si se trata de una grieta existen varios métodos de análisis. El más común consiste en examinar la profundidad de la misma y concluir, mediante un análisis visual, si existen daños estructurales. Sin embargo, ésto no siempre resulta sencillo, y en la mayoría de los casos no podremos saber si dicha grieta conlleva algún peligro en la estructura de nuestro edificio con solo mirarlo.
El segundo método para averiguar la gravedad de la grieta es a través de la utilización de testigos. Éstos son medios que se manejan para medir el avance de una grieta en el tiempo. El más sencillo de todos ellos consiste en utilizar un “pegote de yeso” que tape un trozo de grieta. Si en un plazo de tiempo considerable (uno o dos meses) dicho pegote se ha abierto, significa que los elementos estructurales de nuestro edificio están desplazándose, y por lo tanto, la grieta es la consecuencia de un daño estructural. En estos casos lo más acertado es llamar a un técnico especialista para que determine su antigüedad y posible solución.
La mayoría de las grietas en la pared no pueden considerarse como tales. Sobre todo en viviendas relativamente nuevas. Cuando vemos una pequeña fisura en nuestra pared, comúnmente no reviste mayor peligro en la estructura de nuestra casa, simplemente un daño estético.
Diferentes orígenes de las grietas
Los asentamientos diferenciales: Los cimientos sobre un terreno con contenido arcilloso se expanden ante la presencia de agua, que aumenta el volumen del suelo hasta una fuerza de aproximadamente 4 kilos por cm2, y el muro ejerce una presión hacia abajo de cerca de los 2 kilos, de manera que ante la presencia de determinada cantidad de agua se pueden tener esfuerzos del terreno que empujen a la pared hacia arriba.
A su vez existe una relación inversa entre agua y la resistencia de un suelo arcilloso. A mayor expansión le sigue una menor resistencia. Y si el contenido de agua sigue aumentando, por ejemplo por largos períodos de lluvias o pérdida de la capacidad de absorción del terreno, se pierde rápidamente volumen y el mecanismo se invierte.
El fenómeno puede colocar al suelo en lo que se denomina “el límite plástico”, con un porcentaje de humedad del 26%. El problema más complejo lo representan los asentamientos diferenciales, que son los que más comúnmente provocan grietas.
Si el alto contenido de humedad se debe a hechos puntuales como rotura de caños, falta de drenajes correctos o mala ejecución de las pendientes de solados, por ejemplo, se producirán grietas en forma de “V” invertida o verticales. Y si se tratase de grandes paños pueden producirse hasta despegue de hiladas de ladrillos en forma horizontal o de arco.
Contenido de humedad: las paredes están expuestas a diferentes tenores de humedad. Hay momentos que absorbe y otros que evapora. Esta variación en el contenido de humedad la somete a expansiones y contracciones muy importantes, que provocan cambios dimensionales que a su vez se traducen en empujes estructurales a los elementos vecinos. La pared levanta temperatura, y al enfriarse se contrae sometiendo al revoque a un esfuerzo de tracción que provoca, en general, fisuras verticales.
Si hay anclajes entre las columnas y la pared, estas grietas aparecen a poca distancia de las columnas; si no tiene anclajes, aparecen en el centro del paño. Las fisuras verticales son contrarrestadas por el peso propio del muro. A su vez estos esfuerzos de contracción se traducen en empujes horizontales que accionan contra los elementos a los cuáles están vinculados. Este tipo de esfuerzo está más vinculado a los arriostres que pueden ceder parte de su anclaje, que en problemas en los planos de asiento.
Encriptadas: entre los problemas que los revoques heredan del sustrato al que están adheridos están los criptoflorescencias. Estas reacciones son características de las paredes de mampostería de cerámica roja (maciza o hueca), con tendencia a exudar sales alcalinas producto de su proceso de fabricación. Cuando llueve, el anhídrido carbónico del aire se combina con el agua y forma ácido carbónico dentro de la pared, que reacciona con la cal formando una criptoflorescencia. Estas sales tienden a salir del muro y asoman en forma de espuma blanca. Muchas veces, los cristales que se forman dentro de la pared rompen el revoque.
Posibles soluciones
Es importante tener en cuenta el material donde se produjo la grieta, si es ladrillo, madera, yeso o cemento para realizar el tratamiento con los productos indicados. Los revestimientos como los productos elásticos también son recomendables para tapar las grietas de manera superficial; además también servirían para alisar la pared y darle un toque más estético. Otros tipos de revestimientos sirven como una capa protectora contra la humedad. Para poder colocar un revestimiento primero se tiene que reparar la grieta. Las grietas pequeñas son de fácil reparación: se agrega un poco de yeso, enduído plástico para la superficie o un tapa grietas -especie de masilla que no sólo sirve para tapar grietas o agujeros sino también para nivelar las superficies porosas de las paredes- y una pintura. En cambio, para una grieta más grande se necesita de otro tipo de procedimiento. Las bandas autoadhesivas sirven para prevenir hendiduras o grietas más grandes.
Para las grietas grandes es necesario recurrir a un profesional, quien determinará cómo arreglar el problema que produce la misma. También son útiles las masillas universales, que permiten llenar agujeros de hasta 10 cm.
Los selladores elásticos o asfálticos son una de las soluciones más económicas para llenar una grieta grande: se insertan por medio de una pistola especial y para fisuras más pequeñas serviría un sellador plástico. Es necesario limpiar la pared antes de aplicar el tapa grietas, sin dejar restos de polvo o pintura desgastada, y esperar a que se seque. Es aconsejable ensanchar la hendidura para que sea más fácil agregar el producto, sobre todo en las pequeñas.
Artesanalmente se puede preparar una mezcla de cemento y cal combinada con los materiales comunes como arena gruesa. La proporción es de 2 partes de cemento por 1 de cal y 3 de arena.
Otro tipo de daño menos severo es el que se da por el uso. Grietas pequeñas comunes, producto de la dilatación, en caso que la pared sea de concreto, se pueden reparar con masilla de pared elástica o usar masillas reforzadas, un compuesto acrílico a base de agua y reforzado con fibra de vidrio. Para este tipo de trabajos también es útil de forma casera el yeso, que debe prepararse en pequeñas cantidades porque seca casi inmediatamente y sólo es factible emplearlo en grietas pequeñas, no muy anchas, ya que tiende a rajarse una vez seco. Para reparar fisuras en paredes con otros materiales alternativos, como las láminas de placa-yeso, se puede emplear la masilla de secado rápido para este tipo de material.
Fuente: producciondeobra